Alejandro Gonzalez | 14:11

La soberbia, la medicina comercial y un fin infernal

Dibujo publicado en el diario Día a Día intuyendo acaso
un final espiritual luego de apagarse las luces.
Aunque Argentina ya hace tiempo se vio convulsionada y dolida por la muerte del empresario mediático Ricardo Fort quien en su corazón anhelaba poder entrar en el circulo de la fama o jet-set para lo que transgredía constantemente limites que ponían en riesgo su propia integridad y que terminaron efectivamente con su vida -un ejemplo entre muchos otros casos que en la actualidad viven lo mismo- vale la pena recordar este dramático caso para no caer en la misma trampa de la soberbia. 

Este empresario lograr entrar en el 'circulo de la fama' desde muy corta edad comenzó una carrera contra reloj para verse cada día mejor ante el espejo, lo que lo llevo a realizarse mas de 30 operaciones para cambiar su fisonomía. Algo que en la actualidad parece muy común en 'las personas del ambiente' pero que en realidad de no ser necesario por una causa de fuerza mayor solo sirve para alimentar el ego y correr riesgos innecesarios a manos de los mercaderes de la medicina.

Sin embargo en los últimos tiempos se ha comenzado una carrera consumista y comercial donde el producto esta por encima de la vida humana, haciéndole honor a las serpientes de los logos que identifican a la industria medica y farmacéutica.

La muerte del empresario y productor teatral fue debido a una inmensa hemorragia intestinal que lo desangro y le produjo un ataque cardiorespiratorio mortal debido a la gran cantidad de medicamentos que el empresario teatral consumía para aplacar sus dolores, entre ellos morfina un poderoso alucinógeno que es utilizado en la guerra para que los soldados no sientan las graves heridas producidas por las armas.

No obstante esta trágica noticia pues se trata de la muerte de una persona -que por su testimonio de vida de seguro no tuvo una conversión genuina-, ha despertado y concientizado al publico en general sobre el peligro que es la 'medicina comercial' en donde los conejillos de indias son las personas de cualquier estrato social poniendo en la agenda política un nuevo tema social bastante descuidado por los intereses económicos. 

No aprender a llevar el éxito, es sinónimo de baja estima

Aunque estos primeros párrafos están destinados a informar y concientizar sobre el peligro para la salud humana de la 'medicina comercial' ahora tratare de entrar un poco mas en las causas espirituales que producen que una persona que naturalmente tiene todo termine de esta tan triste manera y en un abrir y cerrar de ojos todas sus posesiones y apariciones mediáticas para mantener en alto su ego y preocupación de estar en boca de muchos no sirvan de nada, pues así como llego al mundo se va de él.

Muchas personas buscan constantemente ser reconocidos y sin embargo lo único que reciben es rechazo por parte de los demás y al igual que una estocada mortal el rechazo trabaja en la autoestima de la persona, la cual esta basada en sus sentimientos de valía, en sus habilidades, logros, estatus, recursos financieros, y apariencia.

El problema de fundamentar nuestra autoestima en estas cosas materiales y mundanas es que tarde o temprano nos conducirá a sentirnos independientes, orgullosos, e indulgentes, auto-idolatrandonos, e irremediablemente esto nos llevara a alejarnos de Dios. En fin cada vez mas nos iremos pareciendo al ángel caído mas famoso si sólo confiamos en nuestros logros terrenales e inevitablemente nos quedaremos con una sensación de mérito basado en el orgullo. Santiago 4:6 nos dice que “. . . Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.” 

¿Cual es el fin de la soberbia?

Aunque estamos tratando del problema que la fama produce en los hombres y mujeres a los que le llega su 'minuto' y en vez de aprovecharlo para alegrarse y reconocer la oportunidad que Dios le ha puesto por delante, comienzan a vivir una vida vertiginosa y llena de vanidades. Al punto de que algunas personas toman como una forma de ser 'normal' el ser orgulloso integrándolo a su carácter y conviviendo siempre con él, no percatándose de cuán perverso y dañino es para nuestra vida permitir que el orgullo anide en nuestro corazón. 

Esta fue la causa de la caída y del fracaso de Lucero, el ángel más cercano a Dios y por la que tuvo que ser echado del paraíso al querer ser igual a Dios -este es el verdadero significado de la palabra anticristo, pues 'no es estar en contra sino en el lugar de...'-, ser independiente de Dios, no querer conformar un equipo con los seres creados en el cielo. Leer: Ezequiel 28: 11-19. Isaías 14: 12-15.

Era verdad que se trataba del ángel más hermoso, estaba vestido de piedras preciosas, era el más poderoso, y por ser lleno de sabiduría, se le menciona como el sello de la perfección. Poseía lo que todos quisieran tener: gloria, poder y sabiduría. 

Su error, su más grande error que lo condenó a convertirse en Satanás, fue no reconocer que todo lo que poseía, no le pertenecía. Corrompido por el orgullo, cegado por la soberbia, no quiso reconocer que todo le fue concedido por la gracia de Dios. Y su fin fue la condenación eterna al infierno.

La soberbia es fatuidad, la fatuidad es vanidad, la vanidad es asumir lo que no se es. 

Esto no significa que los cristianos deban tener una baja autoestima. Sólo significa que nuestro sentido de ser una buena persona, no debe depender de lo que hacemos, sino de quiénes somos en Cristo. 

La Biblia nos dice que Dios nos dio el valor cuando nos compró para que fuésemos Su propio pueblo (Efesios 1:14). Por esto, solo Él es digno de honor y alabanza. Cuando tenemos una sana autoestima, nos valoraremos lo suficiente como para no involucrarnos en la esclavitud del pecado.

(Este articulo fue publicado originalmente el 27/11/2013 y reeditado y revisado el 21/08/2015) 

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